miércoles, 8 de marzo de 2017

EN MEDIO DE LA INFINIDAD

EN MEDIO DE LA INFINIDAD


En medio de un mar de estrellas y cometas efímeros, en medio de la nada humana y del todo universo; de las constelaciones incontables y de soles fulgurantes. En la brevedad de un pensamiento y lo perecedero de un sueño inacabable. Con la envolvente fragancia de un perfume indefinible y dulce a la sensibilidad del olfato, y un rastro que perdura aún tras fregar las ropas.
Un venidero de emociones provocadas con un roce en la memoria. Un eclipse perenne de imágenes mentales con gran detalle hasta casi sentir la sensación de revivir el suceso.

En medio de la oscuridad del cielo inmenso, entre la única iluminación de lejanas cerillas esparcidas en lo negro e infinito del cosmos. Orbitando en lunas y astros, con la tierra atándonos a ella con gran recelo. Así es tal, el celo de la Madre Naturaleza por sus ojos albergadores de galaxias cristalinas, de perlas lunares a la zaga sus dichosos labios de gran voluptuosidad. Las contables y discretas lunas recorriendo cada rincón de su ser, así como la integridad de su melena tan brillante como un quásar de color café cobrizo.

Traslúcidos recuerdos en imágenes de un beso o una caricia; el murmullo de unas palabras o una sentencia de por vida.

Orión, Andrómeda y las hermanas Osa Mayor y Osa Menor se dilucidan a mis costados, como acompañando mi soledad noctambula. Sin embargo presto, a aquella constelación formada por galaxias cristalinas, perlas lunares, signos lunares y la brillantez de una cascada de quásares cafés cobrizos, las últimas vueltas del segundero precedentes a mí dormitar. Siendo mi cama la eternidad y mi pesadilla el frio entre nosotros. Y nuestra realidad el prejuicio y orgullo.