lunes, 3 de julio de 2017

LA INQUISICIÓN DEL ANALFABETISMO Y LA IGNORANCIA

LA INQUISICIÓN DEL ANALFABETISMO Y LA IGNORANCIA


La utopía intelectual ha sido expuesta como prioridad próxima. Y, como todo proyecto totalitario, deben tomarse medidas drásticas y objetivas con el fin de lograr la meta en un hiper-impulso único.

Hace años que desaparecieron los poderes políticos de más de la mitad del mundo. Imperios derribando sus murallas y alianzas entre vecinos se han unificado. La República del Sol Naciente, la República Alemana y la República Verde. Son las tres Repúblicas que rigen sobre la faz terrestre.

La del Sol Naciente, siendo la más grande constituida por lo que antes se conocía como Japón, Corea del Norte y Sur, Rusia, China, Indonesia, India, y todas las tierras hasta los límites israelitas, arábicos y turcos.

La Alemana poseyendo desde lo que una vez se llamó España, Portugal, Irlanda, Francia, Reino Unido, todo lo restante del continente europeo y todo el continente africano.

Por último, la Verde gobernando todo lo que en tiempos perecederos fue el continente americano.

Tres repúblicas dominantes y cada una con su propio sistema totalitarista. Pero, como todo gran progreso colectivo, tenía sus pequeños detalles. Y uno de estos es la ignorancia en pequeñas masas. Tras siglos se fundaron sistemas para erradicar el problema, cosa que funciono. Educando con firmeza a todo infante, el pueblo mejoró y evitó caer en errores masivos que acabarían con su paso beneficioso retrocediendo años a la civilización. No obstante, aún permanecían las vagancias de paupérrimo intelecto y educación nula, propagadoras de la ignorancia y la ley del mínimo esfuerzo, por no nombrar al conformismo.

Fue ahora, que un punto sin retorno se rozó, y las 3 potencias decidieron actuar al respecto para extinguir este mal.

Se celebra, la fiesta inquisidora de la ignorancia en el coliseo de la República Alemana. Después de un año, se han traído nuevamente a aquellos que su incompetencia y vagancia han sido mayores que su capacidad intelectual.

La gente en las gradas suena tamborines y escupe papelillos de colores a través de trompetas resonantes. Todos parados e incesantes admiran a los trompetistas en dos filas resguardando una puerta herrumbrosa de medidas enormes. En el centro de la arena, aparentemente inmutados de lo que sucederá, yacen los ignorantes. Pretenden demostrar elegancia al hacer reverencias ante la muchedumbre. Piensan que son el centro de atención de algo magno, lo cual es correcto, pero no positivo. Al menos no para ellos.

La Inquisición del analfabetismo e ignorancia sonando entre trompetas celestiales anunciando la entrada de Vorghs, el triturador de huesos y congelador de tuétanos. Mientras las puertas se van alzando en un estrépito rechinido, dos ráfagas de fuegos artificiales alumbran cada lado haciendo compañía a una silueta ennegrecida que va en aumento de tamaño hasta que asoma su barriga cubierta de unas telas pegadas al cuerpo negras. Sus brazos, fornidos y marcados de cicatrices al igual que la piel de su cara. Unos cuernos medievales, productos de una malformación genética, elevándose de su
 cráneo como si le hubieran crecido tras un pacto demoníaco, fundidos en un amarillo fulgurante. En una mano una cadena con final de bola con púas recién pulidas y bañadas en acrílico. En la otra un bate de metal con una enredadera de alambre de púas arrancado de la casa de seguridad del bancario. 

Los presos, con la quijada caída hasta el suelo del asombro de aquel monstruo sacado de alguna mala película de terror, no se contuvieron. Unos se miaron, otros se cagaron y el resto vomitaron. Ese aspecto de monstruo peliculesco barato, que al verlo da risa por denotar las malformaciones tan horrendas que se ven falsas, pero que a la hora de tenerlo en frente y ver que son reales causa un miedo mayor a aquellos que en verdad asustan en las películas.  

Que comience el exterminio, se lee en letras negras sobre un fondo naranja mezclado con rojo en una alberca de ambos colores impreso en una lona. Desdoblándose junto con otras que repetían las frases "Respeto a las letras", "Ignorancia no tolerada", "Cera hirviendo a quien falte a la ortografía", "Cuida tu ORTOgrafía", a los alrededores de lo alto del coliseo imperial.